martes, 9 de junio de 2009

¿Qué es la Enfermería? ¿Qué debería ser la Licenciatura en Enfermería?
Llegar a una definición de la Enfermería en España, cuando se plantea todavía su constitución curricular, no es fácil. Intentar hacerlo es desafiante.
No es una ciencia, tampoco es un compendio de opiniones, de saberes, ni siquiera de conocimientos disciplinares. La Enfermería no es una actitud o un rol a jugar en un determinado ámbito, no es el colgajo vergonzante que cumple funciones delegadas de otras profesiones. Nada de eso es, exclusivamente, esta antigua profesión. Al menos nada de eso debería admitir ser.
La Enfermería constituye un sistema que implica lo anterior, pero que no obvia su necesaria referencia en la práctica desde una óptica determinada. Es decir, constituye un conjunto de conocimientos epistémicos (con la validez de cualquier otra disciplina universitaria) y una práctica dirigida desde una mirada particular: Un saber que se hace, una actividad que se gesta intelectivamente.
En este mundo nuestro en el que la Verdad se encuentra tan devaluada. En un ámbito en el que la tolerancia, vivida desde las categorías de la indiferencia, hace complicado dar definiciones universales parece que nadie desea lanzarse a dar una definición explícita de la Enfermería. Se queda en la urdimbre de lo accesorio antes que enmarañarse en la raíz cierta de la Enfermería: Se habla del rol de Enfermería, de sus funciones, de los modelos en los que puede apoyarse; se internan los manuales en concepciones subordinadas a modelos de Enfermería específicos (según Peplau, Orlando, Levine, Rogers, Johnson, Orem, King, Roy, etc...) Y quedamos en ello en una tipología que adolece de un centro universal de qué es la Enfermería.
Afortunadamente los objetivos de este trabajo me obligan a dejar este asunto irresuelto, aunque se pueden intuir algunas de mis conclusiones al respecto. La razón es que vamos a situar a la profesión y esto es ya abrirse a la posibilidad de una definición explícita. Los veremos.
Al pie de este callejón (con salidas, siempre las ahí aquende la muerte) respirando los sinsabores de una consideración del paciente como ser bio-psico-social se nos ofrece hoy la posibilidad, por vez primera, de convertir la Enfermería en una Licenciatura. Desgraciadamente, como veremos, nos dejan ser licenciados, pero no licenciados en Enfermería. Es una triste paradoja que encierra aquello de remendar un roto con un descosido. Pues, ¿es la Enfermería una "ciencia de la salud"? ¿es la enfermería una ciencia humana? ¿cuál ha de ser el trabajo del enfermero? ¿Adónde dirige sus cuidados? ¿por qué la Enfermería ha de entrar en consideraciones filosóficas e incluso en la raigambre de la diferenciación entra causa y motivación?
Estas y otras preguntas nos guiarán en nuestro desarrollo.
Resumamos lo dicho:
1)La Enfermería es, formalmente, un saber que se hace práctica con una determinada óptica.
2)En cuanto a contenidos, su definición es, cuanto menos, compleja de aprehender.
3)El tipo de saber que es y el tipo de saber que debería constituir son las premisas ineludibles para constituir la Licenciatura de Enfermería. No se trata de intentar acceder A TODA COSTA a la licenciatura, sino de conseguir desarrollar nuestra profesión para promover unos mejores cuidados al paciente.
4)La estipulación del sitio de la Enfermería en nuestra sociedad unido a los vericuetos que exigen su ampliación de conocimientos (es decir, la posibilidad de crear la Licenciatura) de be ser el motor que nos conduzca por las implicaturas de una Licenciatura en Ciencias de la Salud como opuesta a lo que enfermería está luchando en el ámbito administrativo y legal.
2. Superando complejos.
Cuando entré en primero en la Escuela Universitaria de Enfermería una desazón calcinaba desde el primer momento mi ánimo. Me dio la impresión de que se establecía una especie de complejo de inferioridad en la carrera con respecto a su hermano mayor, el ilustre médico: Si ellos tenían cinco horas de prácticas nosotros diez, si ellos diez nosotros veinte, si ellos tenían sus estudios específicos a nosotros nos machacaban el papelindependiente del paciente, el de dependencia quedaba orillado. Lo relevante era ser Enfermero, desligado del médico, con funciones PROPIAS. Las valoraciones de enfermería eran prodigadas entre clase y clase, y por supuesto en medio de ellas.
Enfermería había dejado de ser dependiente de los médicos, ya no éramos auxiliares de lo médicos sino profesionales sanitarios en igualdad de condiciones con ellos. En algunas clases, y más en algunos profesionales que conocí restalló, en alguna ocasión, aquello de que el paciente no es del médico, sino MÍO (la gravedad de la estupidez que jalona todos los estratos de la vida). Sin duda alguna constituye estas posturas un claro atisbo de un sentimiento de inferioridad de algunas personas, no de la profesión ni de todos los profesionales, de tener que vocear que la Enfermería ha claudicado en su papel de "sierva" de la Medicina. Aún recuerdo un funesto episodio en segundo... dejémoslo, la Enfermería no debe ser tolerante con la medianía de casos particulares.
El paciente no es de nadie: Nadie puede decirte que para hablar con un ingresado TIENES que hablar antes con su enfermera y obviar la opinión del médico. No, señora. Es necesario hablar con los profesionales que estén a su cuidado. Según el problema a tratar será más conveniente dirigirse a uno u a otro profesional. Porque la respuesta define SIEMPRE su contenido por la pregunta. No entiende de cargos ni de complejos. Por eso, el paciente no es una pertenencia, sino una persona.
Espero que estas situaciones terminen para siempre. ¿Cómo? Teniendo claras las funciones de la Enfermería y su delimitación específica. Creo que, a veces, todo esto no es sino fruto de una falta de formación y análisis pausado de lo que se está haciendo, o de A QUIÉN se le está ofreciendo un servicio público o privado.
La Medicina y la Enfermería comparten un mismo objeto (sujeto, lo matizamos más tarde), sin embargo sus ópticas son distintas.
Y ¿cuáles son éstas perspectivas diferenciadas?

3. Encendiendo luces / incendiando oscuridades.
La selección epistemológica de la Enfermería y la Medicina.
Un apunte inicial.
La Enfermería, como ciencia, es la parte intelectiva que vehicula la práctica de la profesión. Es una de las dos cargas que contrapesa la balanza de nuestra labor.
La ciencia enfermera depende del objeto que analiza así como de la perspectiva desde la que analiza al objeto: Una manzana será estudiada por un especialista en nutrición desde sus cualidades nutritivas, por un metafísico desde la consideración de su verdad de existencia, y por un artista desde las posibilidades creativas que le sugieren. En los tres casos el objeto es el mismo. ¿Qué cambia? La óptica.
La ciencia enfermera, traza sus fronteras desde la forma específica de ver a ese objeto. Desde ahí hace su selección epistemológica. Fragua, así, el lado de la teoría en que se va a posicionar para conocer.
El conocimiento humano, dice el profesor Queraltó Moreno, es indefinido. No por ello es infinito. Esto provoca que cada cual ha de estudiar la realidad, el objeto científico, desde una perspectiva específica. Nadie puede llegar a un conocimiento absoluto sobre su objeto y es por ello que el conocimiento humano se configura para que cada disciplina posea un acceso específico al objeto. Esto configura la selección epistemológica de cada ciencia particular. También la Enfermería tiene la suya.
¿Y dónde lo hace?, ¿qué quiere conocer la Enfermería? Al paciente, o mejor al ser humano en tanto en cuanto persona que adolece de una enfermedad o es proclive a padecerla.
Si comparamos lo anterior con la Medicina, podemos columbrar dos visiones:
1)La reducción epistémica de la Medicina nos conduce a un organismo humano que es un compendio biológico en interacción con el medio. Esta relación lo puede llevar a padecer una serie de enfermedades. EL médico mediante una metodología diagnóstica define qué es lo que no funciona bien y promueve una curación (En general mediante química) del desarreglo. El ser humano es entendido como pura biología a curar.
2)Para la enfermería el ser humano es una entidad que comprende lo biológico, lo psicológico y lo social. Como me enseñaron en la carrera es un ser bio-psico-social. Esta sería la reducción de la Enfermería. Por el momento...
Concluimos:
- Ninguna de las dos concepciones es completa, ninguna llega al objeto por completo.
- Realmente no se busca llegar a este conocimiento total. Ambas disciplinas cumplirán su papel si cumplen los fines teóricos y pragmáticos que le son encomendados desde sus propias perspectivas.
- La definición de los fines de las disciplinas no implica jerarquización alguna. La mediocridad estará no en la valoración de los objetivos, sino en el incumplimiento de los fines perseguidos. Así, un enfermero que intentase llevar a cabo una operación sería un mal enfermero, aparte de probablemente un criminal. Igualmente un médico que buscase realizar un plan de cuidados de un paciente no estaría cumpliendo su misión y sería objeto de apertura de expediente disciplinario.
El único problema que veo aquí es el reduccionismo de la Enfermería en la consideración del paciente. Quizá halla de criticarse lo mismo en Medicina, en cualquier caso no soy médico y no me considero con suficientes conocimientos para decir lo propio en aquesta disciplina.
Veamos la razón de esta reflexión.
4. Cuestiones Candentes I
Persona Quejosa, Herida Dolorosa
Todo aquello que hable de ciencia en el mundo del conocimiento nos remite inexorablemente a la necesidad de un objeto que la respalde: El objeto científico. La ciencia tiene como misión quedarse en su propia selección y perspectiva epistemológica y, desde allí, definir qué esta viendo. Como vimos la manzana no es la misma para el artista, que para el especialista en nutrición o el metafísico. Ni siquiera para nosotros que, probablemente, la veamos como elemento que clama un "¡cómeme!" hacia las tres de la tarde.
Ahora bien. La ciencia queda ahí. En la consideración OBJETUAL de la manzana. Cuando se opera a un paciente se le tapa totalmente para obviar su carácter de personalidad. No interesa que el paciente se queje (¡qué desbarajuste en el quirófano si ocurriese esto!). Simplemente es algo que ha de responder conforme a una serie de parámetros fisiológicos, anatómicos, bioquímicos, etc...
La estulticia asola a aquellos enfermeros que crean que su misión es parecida a esta: hacer cuatro curas por la mañana, entregar ocho medicamentos y revisar que los auxiliares cubran las necesidades de lavado del paciente u semejantes de su cuerpo. Esa fue la misión de los A.T.S. Eran Auxiliares Técnicos Sanitarios. Es decir unos técnicos y por lo tanto nadie debería criticarles que no se "ocupen de sus pacientes". El A.T.S. no ha de ocuparse del paciente sino de lo que le pasa al organismo del paciente. Son una especie de extensión de las funciones del médico. Ellos no tienen que asumir la búsqueda de una selección epistemológica. Sólo ayudar técnicamente al médico.
Ahora bien, cuando la Enfermería aparece como disciplina, ha de recorrer el camino de sus compañeras. Antes de buscar una licenciatura debe tener establecido el tipo de licenciatura que gestará y el por qué de la misma. Si una vez concedida la Licenciatura en Enfermería, una Escuela Universitaria no se pone en funcionamiento con un programa de formación resulta extraño. Quizá se buscase la Licenciatura, pero no la profundización y ampliación de la misma enfermería. Es decir buscar prestigio antes que conocimiento.
¿Por qué la Enfermería ha de hacerse universitaria en 1977? Porque nos enfrentamos a un nuevo orden global que requiere un cambio. El paciente quiere que se le cuide a él y no a su enfermedad. Esto requirió una nueva figura social que antes no existía: la figura del Enfermero.En nuestros Hospitales y Centros de Salud esto se hace patente ante el "¡ay!" de la persona que estamos curando, o ante las lágrimas del niñito que no quiere vacunarse, las manos que se aferran a las sábanas en un aborto de una joven adolescente o la violencia de un padre que, lejos de preocuparse de que ha perdido un brazo en un accidente, tiene grabado en su semblante la lobreguez de la muerte del hijo que le acompañaba. La realidad se impone, dicen. Aquí no hay la menor duda.
Por eso la Enfermería no es meramente una ciencia pura. Porque unirse a la ciencia enfermera es alejarnos del hombre como sujeto y reducirlo a carne, a reacciones fisiológicas, a química. Es estudiar al hombre como un OBJETO.
Solo bajo la consideración nueva de la ciencia es posible llamar a la Enfermería ciencia. ¿Cuál es la novedad?
En el pasado una ciencia se definió por su carácter experimental y matematización de la realidad. Estos dos carácteres son superados en la actualidad por la objetividad y el rigor. Así es posible hacer una ciencia del ser humano sin reducirlo a objeto. Nosotros para distinguir los dos estadios de la ciencia, hablaremos de ciencia para referirnos a la ciencia en el sentido clásico y de disciplina para referirnos a la ciencia en el sentido más actual.
La Enfermería no ha de litigar con nadie. Ha de ser seria en su propio cometido. Ella misma ha de ser su propio límite. Responder a aquello para lo que fue fabricada y aportar su trabajo a un asunto que compete a todos los profesionales enfermeros. Trabajas con personas de las que no ha de sentirse diosa y dueña. Ha de asentarse en la consideración subjetiva del paciente. Si falla en su cometido, la curación no será factible, o al menos trocará la evolución del paciente en un trayecto amargo que postergará, socialmente, insatisfacción y suspicacias en el sistema sanitario.
Desde aquí, entendemos que ese lamento enfermero de que "los pacientes no se quejan delante del médico sino que esperan a que salga para soltar imprecaciones de dolor frente a los enfermeros" deberíamos entenderlo como que el sistema está funcionado. La queja pertenece al campo de trabajo del enfermero. El dolor sólo él es función del médico. El enfermo sí comprende la función de la enfermera: él es persona para nosotros, para el médico es suficiente con quedar manifiesta su parte biológica.
Permítanme ser gráfico con un ejemplo final. Partamos de que el médico se enfrenta a un ORGANISMO con una serie de REACCIONES y el enfermero a una PERSONA con una serie de RESPUESTAS. Ahora piensen un instante: ¿Han visto alguna vez a un filete de ternera quejarse cuando van a pincharlo? Yo no. A lo sumo sangrará y entonces lo pasaremos otra vez por la sartén para que no vuelva a suceder. Esto es lo que hace el médico. Y es que no tiene que hacer otra cosa.
Con todo esto ponemos de manifiesto la responsabilidad tan grande que posee el enfermero en su forma de acometer su labor. Por eso sí que voceo que esto es demasiado importante para que pueda responsabilizarse de él a alguien que estudia tres añitos en una Escuela Universitaria. Entender una garganta que gime no es tan fácil, pregúnteselo a los psicólogos. Darle una respuesta no es algo que se pueda aprender jamás en guías o listas protocolizadas. Ir lo mejor pertrechados que podamos cuando se plantee la situación es lo que podemos hacer. Ofrecernos los medios adecuados es lo que está obligada a hacer una formación que se presume universitaria.
¿Adónde me dirijo? A las fauces del dragón. A la Licenciatura, claro. Eso sí, Licenciatura en Enfermería. A una Licenciatura que entienda lo que significa el paciente como persona, como sujeto y no como objeto.
La Licenciatura en Ciencias de la Salud es una regresión. El diplomado de Enfermería está ya suficientemente preparado con los conocimientos científicos (objetualistas) que recibe en un primer ciclo. Lo que hace falta es salir de ellos y usarlos PARA un sujeto. Porque ahí sí que hay un elemento sobre el que hemos de trabajar. El fin de la Médico-Quirúrgica no hunde su sentido en sí mismo, sino en la recursividad de ponerse en acción para un paciente QUE ES PERSONA. Y lo mismo habrá de decirse de una fisiología, una anatomía, una psicología social, etc...
Licenciatura, por supuesto. Pero, Licenciatura en Enfermería.
5. Cuestiones Candentes II
Mas allá del ser bio-psico-social
Haber superado la etapa biologicista en la Enfermería ha sido todo un logro. Permanecer en una definición del ser humano como ser bio-psico-social es quedar a medio camino. El ser humano, desde la Enfermería es PERSONA. Y me temo que esto es mucho más amplio que los tres adjetivos que, con esfuerzo, hemos alcanzado.
Cuando hablamos de Persona nos referimos a un sustantivo, cuando decimos ser bio-psico-social estamos sustantivizando tres adjetivos. La diferencia es profunda créanme.
Sí, se van haciendo progresos. Cada vez se descubren más dimensiones en el paciente, sin embargo lo primordial es reconocer las definiciones como medio, no como fin absoluto. No es bueno apostar por una consideración del paciente como ser bio-psico-social como algo cerrado y definitivo. Es más, hoy existe un aparataje suficiente para superar tal consideración. Solo hace falta que se ponga en marcha.
La Enfermería hoy no es una profesión que ayuda a ser independiente, no es algo que suple o que asiste y actúa como agente de autonomía asistida. No, la Enfermería hoy es la que gesta el HACER PERSONA a un individuo en unas determinadas condiciones específicas (la enfermedad o la susceptibilidad de padecerla). Como pueden intuir esta definición incluye lo anterior pero le añade un plus. ¿Es posible negar esto en el futuro? Mi cabeza asiente. Lo admito, es posible ascender en la balaustrada que nos haga ser hombres. No debería hablarse de proyecto nunca sino de proyectualidad. Ahora bien, esto exige que el hoy se afirme como un escalón hacia una cumbre en la que queda reverberando el Sol con las letras del mediodía de PERSONA o algo que la englobe y se acerque más a lo que somos humanamente hablando.
Así, la Enfermería (hoy) es un SABER APLICADO ubicado en las inmediaciones de una PERSONA enferma o susceptible de estarlo. La psicología, la sociología, la antropología y la filosofía ayudarán a avanzar en nuestra gesta. Es más, en los abriles de nuestra intención debe esbozarse siempre la primavera de las humanidades. Acariciar las fragancias de los despertares de este nuevo saber que recupera nuestra sociedad. En resumidas cuentas, apelar a un concepto mucho más amplio que la reducción de lo que es una ciencia y estigmatizando el reduccionismo que nos fustiga el ser una Ciencia de la Salud.
Me parece absurdo infantilizar a la Enfermería con aquel tipo de Licenciatura. Ahondar en el conocimiento biologicista, que impone la necesaria referencia objetual y objetiva del paciente, no es lo que necesitamos los enfermeros. No quiero saber qué microorganismo es el que oportunístamente se mete en la piel de mi paciente, o cual es su mecanismo de acción. No, eso ya me lo enseñaron en Microbiología. Lo que quiero es comprender su mirada consternada y eso no es nada fácil.
De lo que estoy seguro de que la mediación tecnologicista y cientificista no son la solución para una mayor comprensión de mi "objeto-subjetivo". Es solo seguir teniendo celos de los atributos masculinos del hermano médico... y lo que es más patético, seguir con oídos sordos al dolor del paciente. Faltarnos a nosotros, a nuestro ser, a nuestra ética, por celos...
Elevarse a este ámbito de la mirada, del tú, es algo que sigue estudiando el personalismo y les aseguro que llegar a
conclusiones particulares no es fácil. Ahora bien, todo se enmaraña más si nos regalan una carrera regada de florilegios cientificistas.
La Enfermería es una carrera que se encarga de las respuestas humanas, no de las respuestas del cuerpo humano. Es la
carrera de la queja. Para entenderla lo mejor es preguntar al paciente.
¿Saben qué? Yo no curo heridas, acompaño a personas hacia su curación. Yo no doy pastillitas y medicamentos, escucho a mis pacientes los valoro y actúo en consecuencia. Yo no soy un "pone-inyecciones" sino alguien que quiere dar respuesta a la angustia prequirúrgica que asola a mi paciente. Las heridas no se quejan, solo sangran y supuran, la persona es la que articula el llanto. Y esto último, de verdad que sí, se los puedo jurar.
6. Cuestiones Candentes III
Entre CAUSA y MOTIVO
No podemos acabar aquí sin fundamentar todo lo dicho de alguna forma. Sería muy fácil terminar con juicios que no se detuviesen en un análisis de las razones que subrepticiamente se deslizan por todo esto.
Miren ustedes, el ser humano, desde el mismo momento en que lo podemos localizar en su humanidad es libre.
Esto quiere decir que inferir las RESPUESTAS a sus actos no es objeto más que probabilísticamente de algunas ciencias. Se puede SUPONER cómo va a reaccionar un paciente. En todo caso jamás se SABE cómo va a reaccionar un paciente. El umbral del dolor, las condiciones sociológicas, psicológicas, relacionales e incluso lo que se entienda en una época y cultura por educación, por queja y por dolor van a modificar las pautas de respuesta de nuestro paciente.
La causa es la ya aducida al principio. El hombre muestra un rango de libertad que no se da en los animales. Éstos se mueves por estímulo-respuesta. Por eso en ocasiones es más fácil educar a un perrito que a un niño pequeño. Por esta razón es más cómodo dedicarse a curar una herida que interesarse por el estado emocional de un paciente.
La sutileza que cimenta la libertad nos obliga a establecer una diferencia entre causa y motivación. La causa de que una herida no se cierre puede ser a que halla un rozamiento inobservado con una sábana, la causa de que una enfermedad no se cure puede estar en que los niveles de linfocitos en la sangre estén muy reducidos, etc... Las soluciones son fáciles en general en este ámbito. La persona no suele llorar porque halla una causa que se lo provoque sino porque tiene MOTIVOS para hacerlos. Tratar los motivos no es tan fácil.
El ámbito de la medicina se vincula más con las causas. Por ejemplo, un paciente se presenta con un problema de lagrimeo recurrente por una malformación congénita debería ser derivado a un médico por que existe una CAUSA que se lo provoca. Si descubrimos que llora porque se le ha muerto su esposa e intentamos operarle los lacrimales (o lo que es mucho más común darle un ansiolítico) es como matar mosquitos a cañonazos. Resulta evidente que en el segundo caso lo que el paciente tiene son MOTIVOS para llorar. Y un motivo no desaparece con una intervención quirúrgica o con una pastilla.
Esta diferencia nos puede llevar a errar a la hora de encarar un problema si confundimos causa y motivación. No es que en el ser humano no aparezcan causas de determinados efectos, sin embargo las motivaciones pertenecen más al ámbito que le interesa a la enfermería, el de la persona.
Por eso ha de poseer enfermería conocimientos de Anatomía, Fisiología, Biología, Microbiología. A veces porque habrá de
solventarlos, en otros momentos porque habrá de diagnosticarlos y derivarlos y por último en última instancia porque pueden estar interfiriendo en generar una motivación.
Por tanto, la motivación es la que se ubica en el final del interés del enfermero. Ser conscientes de ello es un acto de agudeza visual. Igual que no es mi bolígrafo el que escribe sino que soy yo el que escribo a través del bolígrafo, no es la causa la que hace que me queje, sino que soy yo el que me quejo porque tengo MOTIVOS para hacerlo.
Finalizando en este punto resumamos las condiciones infinitas a dónde llegamos:
1. Estudiar al hombre en base a motivos en lugar de a causas nos devuelve al mundo de la persona. Igualmente, nos aleja del peligro de considerar exclusivamente la parte biológica del hombre.
2. Esto supone una redefinición de la Enfermería. Lejos de buscar diferenciarse o presentar celos de la Medicina, se abre a su verdadero objeto.
3. De este modo gana el paciente. Cubriendo por ello la función social que le demanda hoy la sociedad: S
4. Si la causa está dentro de un marco más biologicista, la enfermería busca lo humano en su paciente. Así, se reitera la necesidad de entenderse la enfermería como una disciplina humana.
5. Queda fuera de discusión que Enfermería busque, en fidelidad a sí misma, una licenciatura en Ciencias de la Salud. Aceptarla es violentarse a sí misma, sus objetivos y su ser más íntimo. Asumirla es dejar desprotegido la queja del paciente, de la que nadie debería de ocuparse.
6. Por lo tanto, proponer una Licenciatura en Ciencias de la Salud para Enfermería es desoír al paciente. Es desatender una sanidad abatida por la falta de un profesional que venga a cumplir este hueco.
7. Proponer una Licenciatura en Ciencias de la Salud es claudicar ante una ciencia que cada vez es más tecno-ciencia. Es rendirse ante un mundo que objetiviza en lugar de proyectarse a una sanidad que atienda más al paciente como sujeto libre.
8. Creo que una Licenciatura en Ciencias de la Salud no es una solución democrática que no nos debe dejar indiferentes. El principio de la dominación es la renuncia a escuchar la queja ajena como algo real. Y esto, me parece que es demasiado grave para nuestro ser de Enfermeros.
9. Por eso una Licenciatura sí. Pero sólo si es Licenciatura en Enfermería.
7. Conclusión
Asaeteando la mediocridad
Decía una profesora de la Escuela que "su opción personal no es la mediocridad", sirvan este artículo para unirme a ella. La mía tampoco, Concha.
Si Enfermería pide una mayor formación no ha de confundir los términos. Yo no envidio los atributos sexuales de nadie. Solo lo hace quien acepta ser licenciado sin medir sus consecuencias. Aceptar la Licenciatura en Ciencias de la Salud no supone sino equipararse académicamente y lograr una estima social semejante con una titulación médica.
Si Enfermería lucha por una ostentación antes que detenerse en la necesidad de una formación enfocada a su particular trato con el paciente me parece deplorable. Porque es entonces cuando hemos perdido el rumbo. Cuando sucumbimos en un piélago que nos devasta en la búsqueda de honores en lugar de plantarnos en la consecución de nuestros objetivos como enfermeros.
La Licenciatura debe ser un añadido que nos ayude en una mayor formación en la línea ya sugerida. Debe ser un recurso de mayoría de edad. No de emancipación de la Medicina, sino salida de la casa de lo biológico para reencontrarnos con el paciente en su realidad más íntima. La mediocridad pasa por buscar honores antes que la Verdad de nuestra profesión.
Yo soy enfermero y, discúlpenme, lo que hagan los médicos me trae sin cuidado. Espero que lo hagan lo mejor posible por el bien del paciente. Yo soy Enfermero y, no quiero ser médico, menos un especialista en Ciencias de la Salud. No me llenaría esa forma de ver la realidad, no la elegiría hoy por lo menos.
Zapatero a tus zapatos, rezaba el aforismo. Pues eso: A enlustrar los nuestros y no a remendar los de los otros. EL paciente está al otro lado de la puerta y creo que se está quejando...
"La opción fundamental de mi existencia no es la mediocridad"
Concha García, Enfermera

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